Las bicicletas sin pedales son bicicletas de entrenamiento que ayudan a los niños a aprender el equilibrio y la dirección, así como a desarrollar la coordinación física. Para que funcione correctamente, una bicicleta sin pedales debe ser lo suficientemente pequeña para que el piloto pueda poner los dos pies en el suelo mientras está sentado en el asiento, para impulsarse con los pies mientras mantiene el equilibrio.
Características de las bicicletas sin pedales
Las bicicletas sin pedales, también conocidas como bicicletas de entrenamiento o bicicletas de equilibrio, son bicicletas sin pedales para niños muy sencillas, ya que no tienen ni pedales, bielas, cadena ni frenos, así como tampoco ruedas estabilizadoras o ruedines.
La idea de estas bicicletas es que los niños aprendan a mantener el equilibrio en una bicicleta de dos ruedas y que le tomen confianza, para que puedan después andar en una bicicleta convencional sin la necesidad de las típicas ruedas auxiliares o estabilizadores. Muchos expertos consideran que el uso de estos estabilizadores es un error ya que con ellos los niños no pueden experimentar la sensación de equilibrio y por lo tanto no pueden desarrollar la coordinación necesaria que les facilite dejar de usarlos.
En las bicicletas sin pedales el niño primero aprende a equilibrarse y después a pedalear, mientras que en las bicicletas con estabilizadores sucede a la inversa, primero aprende a pedalear y luego a equilibrarse. Por ello desde una bicicleta sin pedales es más rápida la transición a una bicicleta con pedales que desde una bicicleta con estabilizadores, ya que al eliminar los estabilizadores el niño tiene que aprender a equilibrarse casi desde cero.
Existen bicicletas sin pedales que son específicamente fabricadas de esa manera, ya sean de metal o de madera, sobre todo para los niños muy pequeños, para los que generalmente no están disponibles bicicletas normales. También es posible improvisar una bicicleta sin pedales al retirar tanto los pedales como la transmisión a una bicicleta convencional.
Para que funcione correctamente, una bicicleta sin pedales debe permitir que el niño pueda sostenerse cómodamente mientras está sentado en la bici poniendo los dos pies en el suelo, para que pueda impulsarse con los pies y deslizarse levantando ambos pies del suelo.
Con las bicicletas sin pedales los niños van aprendiendo poco a poco a darse impulso con los pies y también hay un proceso mental muy importante cuando el niño trata de sostener la bicicleta manteniendo el equilibrio. De esta forma paulatinamente resisten más tiempo en equilibrio sin necesidad de tocar el suelo con los pies.
Estas bicicletas de entrenamiento no sólo resultan de mayor beneficio para los niños, puesto que el aprendizaje se da de una manera más autónoma, sino que también son más cómodas para los adulto ya que basta con que supervisen al niño sin necesidad de ir agachados dando impulso o sosteniendo al niño. Una vez que el niño la domina, el período de transición de una bicicleta sin pedales a una de pedales puede llegar a tomar únicamente dos días.