El sensor de imagen es sin duda uno de los componentes más importantes de una cámara digital, ya que es el encargado de convertir la luz captada en información mediante los millones de componentes sensibles a la luz de que consta, información que posteriormente será transformada en una imagen fotográfica digital por los componentes electrónicos de la cámara.
Qué es el sensor de imagen
El sensor de imagen es tan vital para la captura de una fotografía, que se podría decir sin temor a equivocarnos, que sin su acción es imposible lograr transformar una realidad determinada en fotografía.
Los sensores de imagen no son ni más ni menos que los encargados de transformar la luz que entra por la lente en información válida. A partir de esta información, los sensores electrónicos del aparato procesan los datos y los conviertan en fotografía.
Se pueden destacar dos clases de sensores de imagen: CCD y CMOS. Asimismo existen otros derivados basados en la técnica genérica de los dos nombrados.
Generalmente, los sensores de imagen estándar ofrecen una cantidad de 8 megapíxeles o más. Para lograr capturar imágenes de calidad siempre es conveniente que los sensores de imágenes sean directamente proporcionales con el espacio disponible en el aparato fotográfico.
Asimismo, el mercado fotográfico actual ofrece cámaras digitales con sensores electrónicos de formato completo, con medidas de 36 x 24 mm, ideales para tomar fotografías, incluso en condiciones de luminosidad muy desfavorables. La clave de las prestaciones superiores de estos sensores respecto a los de las cámaras compactas, está en el mayor tamaño y superficie del sensor.
En definitiva, hay que decir que la implementación del mayor número de píxeles de calidad en una fotografía electrónica, depende en gran medida del tamaño y capacidad del sensor de imagen. Los sensores de formato completo de los que están dotadas las cámaras réflex, hacen un aprovechamiento y una utilización inmejorable de la luz captada, y por consiguiente, esto se expresa en el nivel del producto final.
El proceso de captación de la luz se erige como la base de la irremplazable función de los sensores de imágenes. Éstos deben funcionar correctamente para que la corriente eléctrica de la cámara pueda transformar en una fotografía digital real, una simple luz incidental rescatada por el sensor de imagen.