Aunque hasta hace no muchos años, declararse en quiebra era una figura legal a la que sólo podían acogerse las empresas, en la actualidad en muchos países las familias también pueden declararse en quiebra, paralizándose de inmediato las demandas por impagos y los embargos, y cesando la acumulación de intereses por morosidad, que es lo que más dificulta solucionar el problema.

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En qué consiste declararse en quiebra
Para la declaración de quiebra familiar, el deudor debe abrir un proceso judicial, que paralizará las demandas interpuestas, la ejecución de los bienes que se tramitan y la interrupción de intereses acumulados. El aplazamiento puede ser de hasta 5 años.
Esta declaración permitirá paralizar los pagos, los intereses de la deuda y las ejecuciones en curso, mediante la negociación de nuevos pactos con las entidades bancarias y acreedores, pero sin que se elimine la deuda. Se trata de un período para que las familias intenten mejorar su solvencia mediante condiciones más ventajosas.
Requisitos para declararse en quiebra
El deudor debe justificar su estado de insolvencia y puede hacer una declaración anticipada si prevé su quiebra, disponiendo de 2 meses para declarar el concurso desde el momento en que conoce su insolvencia. El juez del concurso será el mediador entre las partes y contará con toda la información de la quiebra.
Proceso para declararse en quiebra
Dado que hay dos clases de concurso de acreedores, según quién lo inicia al solicitar el reconocimiento de la quiebra, tanto el deudor como cualquiera de sus acreedores están legitimados para pedir la declaración de concurso. Cuando es el deudor quien anuncia el concurso, se denomina consurso voluntario, y el deudor conserva las facultades de administración y disposición sobre su patrimonio.
Para que el deudor pueda solicitar un concurso de acreedores, deberá interponer una demanda ante el Juzgado en lo Mercantil de su localidad, que debe ir firmada por un abogado y un procurador. Además deberá aclarar si la insolvencia es actual o inminente, y presentar un poder especial, una memoria (su historia económica y jurídica), la identidad del cónyuge, un inventario de bienes y derechos, y toda la relación de acreedores con las respectivas deudas.
Una vez presentada la documentación, el deudor sabrá en alrededor de 20 días hábiles, si la demanda ha sido aceptada. En caso afirmativo, se registrará la declaración de concurso mediante un auto judicial. La fecha de este auto será la referencia para cuantificar la deuda familiar hasta ese instante.
La declaración de concurso no perdona la deuda, pero ayuda a la familia a pagarla según sus posibilidades. Hay que tener en cuenta que el concurso de acreedores es la última oportunidad de la familia para no ser embargada generalizadamente.
Alternativas a la declaración de insolvencia
Existen diferentes alternativas a declararse insolvente que en algunos casos pueden ser más beneficiarias para el deudor:
- Dación en pago: una opción para cancelar una deuda es dar un bien de un valor similar al creditor. La dación en pago se aplica principalmente en hipotecas y en bienes inmuebles como pisos y casas.
- Subrogación de hipoteca: cambiar la hipoteca o el préstamo a otra entidad bancaria con unas condiciones más favorables.
- Reunificación de deudas: reducir las cuotas mensuales de las deudas, alargando el compromiso en el tiempo.
Ante el aumento del desempleo, el incremento del costo de vida y la crisis económica general, miles de familias se ven imposibilitadas de hacer frente a sus deudas adquiridas, tanto las hipotecarias como de otro tipo.
Frente a esta situación de ahogamiento económico y acumulación de demandas y reclamaciones por parte de los acreedores, estas familias se ven en la obligación de buscar un respiro, aunque sea temporal, para que los intereses, penalizaciones y sanciones no sigan creciendo. Uno de estos balones de oxígeno puede ser la declaración de quiebra familiar.