Legalidad del detector de metales

Aunque la legislación acerca del uso de detectores de metales es muy cambiante, en general las leyes de protección del patrimonio histórico prohiben su uso sin autorización en zonas de interés arqueológico, ya que toda prospección debe tener permiso. En zonas sin interés arqueológico, como pueden ser las playas, su uso controlado suele estar permitido o tolerado.

Legalidad del detector de metales

Legalidad de los detectores de metales

La legalidad del detector de metales es muy variable de un país a otro, incluso en distintas áreas dentro de un mismo país, pero en general, su uso sin autorización en zonas de interés arqueológico está prohibido por las leyes de protección del patrimonio histórico. Por el contrario, en zonas sin interés arqueológico, como pueden ser las playas turísticas, su uso suele estar permitido o tolerado, aunque en ocasiones con restricciones horarias.

Por otra parte, no debemos olvidar que en todo caso, incluso en zonas sin riesgos de afección al patrimonio histórico, si durante el uso de un detector de metales se detecta la presencia de restos arqueológicos de cualquier índole, se debe suspender de inmediato la prospección y se debe dar conocimiento del hallazgo a la autoridad competente en materia de patrimonio histórico.

Por todo ello, previamente al uso y adquisición de un detector de metales es preciso informarse de las leyes sobre protección del patrimonio histórico vigentes en el país, así como obtener los permisos necesarios, ya que de lo contrario se puede estar cometiendo un delito contra el patrimonio.

Actualmente, la utilización de detectores de metales por parte de los aficionados a la búsqueda de tesoros y reliquias antiguas es cada vez más popular, pero en muchas ocasiones la utilización de estos instrumentos de detección puede entrar en conflicto con las leyes de patrimonio histórico de algunos países.

La mayor parte de detectoaficionados sólo buscan pasar un buen rato rastreando playas y montes en busca de monedas, reliquias antiguas u objetos militares, en ocasiones consiguiendo algunos ingresos extra.

Desgraciadamente, muchos yacimientos arqueológicos han sido expoliados ilegalmente por saqueadores portadores de detectores de metales, lo que ha llevado inmerecidamente a asociar el detector de metales con el expolio arqueológico.

De cara a otorgar la máxima protección al patrimonio, en la mayoría de países existen leyes de protección del patrimonio histórico, de ámbito estatal o regional, que obligan a que toda prospección deba tener un permiso, interpretándose sin ese permiso que el usuario de detectores está cometiendo un delito contra el patrimonio.

Cada vez más, los detectoaficionados se están agrupando en asociaciones con la finalidad de conseguir una regulación que les permita usar sus aparatos detectores en condiciones controladas, de tal manera que esta afición se entienda como una actividad lúdica, reglada y sometida a unas normas que aseguran el respeto a la legalidad.

Por ejemplo, muchas asociaciones de aficionados a la detección metálica prohíben a sus socios el uso de ciertos detectores por no considerarlos meros instrumentos lúdicos, como los detectores de metales RF o los detectores equipados con platos o marcos que superen los 40 cm diámetro, lo que contribuye a promover el uso adecuado de los detectores de metal.

Además, estas asociaciones generalmente incluyen en sus estatutos de forma expresa, la obligatoriedad para sus asociados de obtener las autorizaciones pertinentes de la autoridad competente en materia de patrimonio histórico para el uso de detectores en la localización de tesoros y restos arqueológicos.