Termostato

Un termostato es el componente de un sistema de control cuya función es abrir o cerrar un circuito eléctrico en función de la temperatura, por lo que son utilizados habitualmente en los equipos de climatización y aire acondicionado para apagar o encender el aparato. El termostato no sólo es un elemento esencial para garantizar el confort higrotérmico, sino que también juega un papel básico en el consumo de un sistema de acondicionamiento de aire.

Termostato

Características de los termostatos

Un termostato es un componente de un sistema para control de temperatura, que tiene la función de abrir o cerrar un circuito eléctrico en función de la temperatura detectada.

Por lo general, los termostatos no sólo permiten programar las temperaturas de activación, sino que también permiten una programación según la hora, el día de la semana, la eficiencia u otros eventos. Para ello, la temperatura es leída por el termostato, estando el sistema de control programado para realizar diferentes operaciones a determinadas temperaturas, en función de la hora y día de la semana.

En los equipos de climatización y aire acondicionado el termostato cumple varias funciones:

  • Sirve para apagar o encender el aparato.
  • Permite una programación horaria.
  • Es esencial para garantizar el confort higrotérmico.
  • Permite reducir el consumo.
  • Evita que el motor del compresor, una vez detenido, vuelva a arrancar demasiado pronto, evitando problemas de arranque y prolongando la vida útil de los aparatos.

Una de las medidas básicas de ahorro y eficiencia en los equipos de climatización y aire acondicionado es hacer uso del termostato. En caso de no tener un termostato incorporado en el equipo, si no proporciona información precisa sobre la temperatura o si no dispone de opciones programables, se recomienda instalarlo. Conviene establecer diferentes temperaturas de referencia, como por ejemplo:

  • Temperatura de confort: por ejemplo 21°C durante el día y 18°C por la noche en invierno, 25°C en verano.
  • Temperatura en modo económico: por ejemplo cuando los usuarios están ausentes de la casa.
  • Temperatura anti-helada: para evitar que el agua contenida en los aparatos y conducciones se hiele y produzca roturas, por ejemplo 4°C.

Debemos tener en cuenta que por cada grado que disminuya la temperatura en verano, o que se suba en invierno, aumentará el consumo de energía hasta un 8%, pero no así el confort.

Según su tecnología, existen diferentes tipos de termostatos:

  • Termostato bimetálico: este termostato consiste en dos láminas de metal unidas, cada una de un metal con distinto coeficiente de dilatación térmica. Al cambiar la temperatura, la lámina cambia de forma actuando sobre unos contactos que cierran o abren un determinado circuito eléctrico. Es uno de los termostatos más sencillos y es muy usual en los aparatos de aire acondicionado.
  • Termostato de gas: consiste en un recipiente, por lo general un tubo de cobre, que contiene una cierta cantidad de gas, el cual al elevarse la temperatura, se expande y empuja una válvula. Se puede ajustar la temperatura modificando el volumen del tubo, lo que varía la presión del gas. Se utiliza habitualmente en aparatos de aire acondicionado.
  • Termostato de parafina: este tipo de termostato es utilizado en válvulas controladoras de algún tipo de fluido. Disponen de una cápsula que contiene parafina, que al dilatarse por efecto de un aumento de temperatura, mueve un disco que controla el flujo del líquido. Cuenta con un resorte que regresa el disco a su posición inicial cerrando el paso cuando el fluido baja su temperatura. Suele utilizarse en los radiadores de los vehículos, para el enfriamiento de los motores de combustión interna.
  • Termostato electrónico: el uso de este tipo de termostatos aumenta día a día, ya que ofrece ventajas en muchos aspectos sobre los diferentes termostatos mecánicos, puesto que pueden estar libres de partes móviles que se puedan deteriorar por el uso. El elemento que permite medir la temperatura suele ser un termistor, un dispositivo que cambia su impedancia dependiendo de la temperatura, por ejemplo una resistencia de platino o un semiconductor sensor de temperatura. Pueden integrarse en sistemas con programador, ya que son programables en cuanto a temperatura, tiempo y otros factores.