Estufa

Una estufa es un aparato de calefacción que produce calor y lo emite para calentar el ambiente del local en que se encuentra ubicada, aunque algunos modelos también sirven para cocinar. Las estufas pueden funcionar por medio de la combustión o por electricidad, y existen diversos tipos, como las estufas de obra, de fundición, de cerámica, eléctricas o calefactores, de gas y las denominadas cocinas económicas.

Estufa

Características de las estufas

En términos de calefacción, se le llama estufa a un aparato que se utiliza para producir calor y cuyo objetivo es calentar un espacio o habitación. Su funcionamiento puede ser a base de combustión o de funcionamiento eléctrico.

Las estufas son un sistema de calentamiento unitario o local, que solamente sirve para calefactar el local en que está la estufa. Existen modelos para interior y para exterior, tanto eléctricos como a base de combustibles, que pueden ser pellets, gas, carbón o leña.

No debe confundirse estufa y hogar abierto o chimenea. La diferencia fundamental entre el hogar abierto y la estufa tradicional, es que en la estufa el hogar es cerrado, de tal manera que el fuego queda confinado dentro para proteger a los usuarios de contactos accidentales. Además, la estufa permite un control de la potencia mucho mejor que en el hogar abierto, ya que se puede regular el caudal de entrada de aire para la combustión.

Aunque a las estufas eléctricas, también llamadas calefactores, a menudo se las denomina radiadores, no debe confundirse estufa y radiador. La diferencia entre un radiador y una estufa o un calefactor es que en el radiador no hay producción de calor, ya que únicamente actúa como un emisor del calor que llega al radiador procedente de la caldera, mientras que la estufa produce su propio calor.

Existen diversos tipos de estufas, como por ejemplo:

  • Estufa de obra: son de ladrillo y argamasa, con portillas metálicas, generalmente de fundición.
  • Estufa de fundición: tanto la envoltura como las portillas metálicas son de fundición.
  • Estufa de cerámica: están forradas de cerámica o azulejos decorativos, disponiendo de paredes calientes para difundir el calor en el local.
  • Cocina económica: eran estufas orientadas a las clases populares, que contaban con una placa superior, que al calentarse permitía cocinar en ella.
  • Estufa de gas: funcionan a gas, generalmente butano, y resultan muy económicas, tanto en su adquisición como en su funcionamiento, ya que el gas es uno de los combustibles más económicos. Generan más potencia y calientan con mayor rapidez que las estufas eléctricas, pero precisan buena ventilación. Existen con sistemas radiantes, catalíticos y para exterior. Las estufas catalíticas utilizan un convertidor catalítico, que permite una mejor combustión.
  • Estufa de queroseno: utilizan queroseno o parafina como combustible. No requieren instalación, son portátiles y calientan en seguida. Sirven para calentar principalmente espacios pequeños y requieren buena ventilación.
  • Estufa eléctrica o calefactor: funciona mediante electricidad.

Las estufas de combustión por lo general disponen de una chimenea para dirigir el humo hacia el exterior. Las estufas de combustión que no disponen de chimenea, puesto que son aparatos de combustión no conectados a un conducto de evacuación, deben contar con un analizador de atmósfera de tal manera que si detecta falta de oxígeno por la presencia de monóxido de carbono (CO), cierra automáticamente el gas e inmediatamente apaga la estufa.

Las estufas de combustión que utilizan combustibles sólidos, como pellets, carbón o leña, suelen contar con dos compartimentos, uno para introducir el combustible y otro, inferior, para extraer la ceniza y también para regular el flujo de aire.

La principal ventaja de la estufa frente al hogar abierto o chimenea, es que la estufa sólo capta del local calefactado el aire necesario para la combustión, ya que no necesita gran cantidad de aire para arrastrar los humos y gases calientes procedentes de la combustión. Esto conlleva, además, que la combustión se hace a mayor temperatura y se aprovecha mejor el combustible.

La chimenea, en cambio, precisa succionar gran cantidad de aire del local para arrastrar los humos, por lo que se requiere de un flujo constante de aire fresco en el local, cuya entrada enfría la habitación que se pretende calentar. Además, al circular más aire frío, la combustión se hace a menor temperatura y no se aprovecha bien el combustible.

Aunque una estufa de combustión es más eficiente que una chimenea o un fuego al aire libre, por la salida de gases escapa una gran cantidad de aire caliente, por lo que se considera que existen otros sistemas de calefacción que ofrecen una mayor eficiencia.