Un radar GPR (Ground Penetrating Radar), también llamado radar de penetración terrestre o georadar, es un sistema que utiliza ondas electromagnéticas para medir, investigar o detectar objetos, estructuras y el propio terreno por debajo del nivel del suelo. El georadar no indica la presencia de metales, sino sólo las diferencias de densidad en el subsuelo prospectado.
Qué son los radares GPR
Los georadares o radares GPR son radares que se utilizan para investigar y detectar objetos o el propio suelo por debajo del nivel del terreno.
Al igual que cualquier otro radar (Radio Detection and Ranging, detección y medición de distancias por radio) es un sistema cuyo funcionamiento se basa en emitir un impulso de radio, que se refleja en el objetivo y es recibido por el emisor, pudiendo extraer gran cantidad de información a partir de ese eco y generar una imagen del subsuelo.
La penetración de la onda electromagnética del georadar depende de la frecuencia de transmisión y de las propiedades eléctricas del medio en el que se propaga:
- Con bajas frecuencias se alcanza una mejor penetración que con antenas de alta frecuencia, sacrificando resolución en el proceso.
- En materiales poco conductores (arena seca, granito, caliza, cemento, hormigón) se obtiene una mayor penetración que en materiales conductores, como arenas arcillosas, ya que en estos la atenuación de la señal del radar es mucho mayor.
Respecto a la resolución, aumenta al incrementarse la frecuencia de transmisión, a costa de perder profundidad de penetración.
Por ello, se debe llegar a un compromiso entre la resolución y el poder de penetración. Por ejemplo, en un mismo material, antenas de 500-1200 MHz son capaces de penetrar 0.5-5 metros con resolución de 0.5-5 cm, mientras que antenas de 80-300 MHz alcanzan profundidades de 10-25 metros, pero con una resolución de sólo 15-100 cm.
Los radares GPR se utilizan en numerosas aplicaciones, como geofísica, construcción, ingeniería, auditorías medioambientales, evaluación de zonas industriales, estudios correctivos de áreas sensibles, estudios geológicos y arqueología, así como a nivel militar para la detección de túneles, minas y municiones sin detonar.
Respecto a su aplicación para la detección de metales, los radares GPR no representan ninguna ventaja para la detección de los metales, ya que no indican la presencia de metales sino solamente la diferencia de densidad de los constituyentes en el subsuelo prospectado.
Por ello, los georadares se utilizan más en yacimientos arqueológicos para la localización de antiguas fundaciones, estructuras ocultas, conductos enterrados o anomalías en los suelos que para la búsqueda de metales enterrados.