La Liga italiana de Fútbol ha decidido que los jugadores de primera y segunda división deberán alinearse al final de los partidos y saludarse estrechándose la mano como gesto de deportividad, desde la primera jornada de 2008. Este iniciativa ha surgido inspirada en el "pasillo" que los jugadores del Fiorentina hicieron de forma espontánea a los del Inter de Milán tras perder 0-2 en la última jornada de 2007.
Este acto de fair-play, al que en Italia llaman "tercer tiempo", es similar al saludo que se hace en otros deportes como el voleibol y sin duda es un excelente ejemplo no sólo para los aficionados, sino también para esos directivos deportivos que se dedican a "calentar" los partidos y luego lamentan hipócritamente los incidentes.
La iniciativa es buena y esperemos que cunda el ejemplo pero no estaría de más recordar qué es un auténtico "tercer tiempo", el que se practica en el rugby.
Una vez terminado el partido, no sólo el equipo perdedor hace el pasillo al ganador sino que después se van todos, árbitros incluidos, al pub a ponerse hasta arriba de cerveza, a cuenta del equipo local.
Eso sí que es un "tercer tiempo", por algo dicen que el rugby es "un deporte de villanos jugado por caballeros", a diferencia del fútbol que sería "un deporte de caballeros practicado por villanos".
Para aclarar conceptos, los Tres Tiempos del rugby los definió Renè Crabos, una leyenda del rugby francés: "El Primer Tiempo es el entrenamiento durante la semana, el Segundo Tiempo es el partido, la batalla donde sólo debe participar gente educada y finalmente el Tercer Tiempo es el más importante de todos, el reencuentro con oponentes y árbitros para celebraciones, tragos y cánticos. Quien no participa en el Tercer Tiempo no ha entendido el juego".
Lo que está por ver es si tiene sentido que este tipo de actos sea obligatorio. ¿No debería ser espontáneo, voluntario, un acto de buena voluntad, una cuestión de actitud?